7. Meditación guiada para aceptar la impermanencia
Todo lo que somos y lo que nos rodea está en constante cambio. Aceptarlo aumenta nuestra resiliencia y, por tanto, nuestra felicidad.
Con la situación producida por el COVID-19, puede que muchas ámbitos de nuestra vida hayan cambiado de una forma u otra. La constante transformación es parte de la naturaleza de la vida y del universo, por lo que luchar contra ello es una de las principales fuentes de sufrimiento.
CULTIVANDO LA RESILIENCIA
“Todo lo bueno se acaba” decimos muchas veces. Sí, naturalmente, y también lo malo.
Todo está inevitablemente en continuo proceso de transitoriedad e impermanencia, y eso en realidad, es parte de la maravilla de la vida. Nuestra actitud de apego o rechazo hacia ello es lo que hace que ciertas situaciones se conviertan en un castigo y nos sintamos víctimas de ellas.
¿Qué pasaría si disfrutáramos de todas las experiencias, internas o externas, de la misma manera? Sin juzgarlas como buenas o malas, como placenteras o desagradables, sino simplemente aceptándolas tal y como se presentan como parte de nuestra experiencia humana.
Cuando vivimos recibiendo con apertura lo que ocurre mientras está presente, y soltándolo con la misma apertura cuando se transforma, estamos en un estado de ecuanimidad que nos mantiene imperturbables y en equilibrio, independientemente de las circunstancias. Desde este lugar, nuestra capacidad de resiliencia es ilimitada.
CÓMO MEDITAR PARA ACEPTAR LA IMPERMANENCIA
Siéntate con ojos cerrados y espalda erguida.
Date cuenta de tu respiración, observando las sensaciones que te produce el flujo del aire.
Hazte consciente de tu cuerpo y de las sensaciones presentes en él. Observa cómo cambian constantemente.
Observa también si hay alguna interpretación de tu mente en relación a las sensaciones que sientes (placenteras, desagradables...).
Toma la posición de espectador en relación a esas sensaciones, como si estuvieran fuera de ti. Observa con curiosidad como vienen y se van, sin crear apego o rechazo y sin reaccionar o responder a ellas.
Haz un escáner de tu cuerpo desde la parte alta de tu cabeza hasta tus pies, notando las sensaciones presentes en cada parte y su movimiento y cambio, dejándolas venir e irse.
Mírate desde fuera como un ser en constante cambio. Aprecia tu capacidad de ser diferente a cada segundo.
Percibe también ese flujo y cambio constante en lo que te rodea: sonidos, situaciones, tiempo, estaciones, personas, etc.
Encuentra paz al observar el flujo natural de cambio de todo lo que existe.
Poco a poco respira más profundamente, comienza a moverte con suavidad y abre tus ojos.