19. Meditación guiada para reconocerte y ganar autoestima y confianza en ti
Aunque a veces lo olvidemos, la relación más importante que tenemos es la que construimos con nosotros mismos, ya que es la base desde la que parten el resto de relaciones y acciones de nuestra vida. Esta meditación está dedicada a reforzar tu relación contigo.
La seguridad y la confianza son cualidades humanas básicas que necesitamos para sobrevivir, para encontrar nuestro espacio en el mundo y para mostrarnos en él. Por eso, la relación interna que tenemos con esas cualidades se convierte en la base de nuestro autoestima y de nuestra manera de relacionamos con las demás personas, con el mundo y con la vida.
A menudo cuando no encontramos esas cualidades en nuestro interior, acudimos a buscarlas fuera de nosotros, tratando de cubrir su vacío a través de otras personas o a través de cosas materiales y creando, por tanto, dependencia a ellas.
Construir una relación sana, amable y respetuosa con nosotros mismos contribuye a nuestra autonomía y a que podamos relacionarnos con nuestro entorno de forma sana y libre.
LA IMPORTANCIA DE RECONOCERNOS
En la base de toda relación consciente están la aceptación, el respeto y la compasión, y esto es algo que necesitamos tener presente para construir una relación sólida y sana con nosotros mismos que nos sirva de cimientos estables desde los que relacionarnos con las demás personas y con las situaciones que se presentan en nuestra vida.
En muchas ocasiones intentamos mantener las relaciones con los demás o con los acontecimientos de la forma que hemos aprendido que debemos hacerlo, aunque esa forma no se adapte a nuestra manera de operar en el mundo. Esto hace que nos forcemos a ser lo que no somos, olvidándonos de nuestras necesidades o cruzando nuestros límites.
Cuando lo hacemos, la confianza en nosotros disminuye, y por lo tanto la confianza en el mundo y en las demás personas, ya que al no tratarnos bien instauramos la creencia de que nadie está dispuesto a hacerlo. Esto afecta a nuestras relaciones y a nuestra vida a largo plazo.
El agradecimiento por nosotros mismos en toda nuestra plenitud y el respeto por nuestros límites, necesidades y procesos interiores nos ayudan a reconocernos y a valorarnos por lo que somos en toda nuestra singularidad preciosa y por todo el potencial arrollador que hemos venido a ofrecer al mundo.
CÓMO MEDITAR PARA RECONOCERTE
Siéntate cómodamente de manera que puedas mantener tu espalda erguida y cierra tus ojos.
Entra en contacto con tu respiración y obsérvala por unos instantes sin intentar cambiar nada.
Hazte consciente de la manera en que te percibes, sintiendo las sensaciones que afloran en tu cuerpo de esta percepción.
Ahora puedes percibirte desde fuera, visualízate desdoblándote y separándote de ti para tomar esa perspectiva externa. Siente desde aquí esa percepción de ti y siente las sensaciones presentes en tu cuerpo.
Conecta con momentos en los que no te tratas especialmente bien, en los que eres exigente o poco tolerante contigo, o en los que te limitas de alguna manera.
Pon una mano en tu pecho y siente lo que sientes al conectar con esos momentos mientras te visualizas delante de ti. Respira un poco más profundamente para dejar espacio a tus emociones.
Ahora puedes disculparte, diciéndote 'Lo siento por...' y expresándolo interiormente o en voz alta.
Siente el efecto en tu cuerpo al disculparte contigo por todos esos momentos en los que no te has tratado bien.
Desde aquí puedes conectar con una sensación de agradecimiento por los momentos en los que has priorizado tus necesidades, has puesto tus límites sanos y has sido amable y paciente contigo.
Siente tu cuerpo ahora, hazte consciente de cómo te sienta tratarte así y pon toda tu atención en esas sensaciones.
Con una mano en tu pecho puedes darte las gracias expresándolo interiormente o en voz alta 'Gracias por...'.
Ahora siente sensorialmente el efecto de haberte reconocido y agradecido. Deja que las sensaciones afloren y mantén tu atención en ellas por unos instantes.
Hazle saber a esa versión de ti que tienes delante que puede confiar en ti, que escuchas sus necesidades y límites y que es tu prioridad.
Siéntete de nuevo y acoge todo lo que surja sensorialmente de ello dándole la bienvenida y el permiso para estar ahí.
Conecta con una sensación de seguridad, de que estás a salvo acogida o acogido por ti, e inúndate de ella. Abre tu pecho, respira más profundamente y entrégate a ti misma, a ti mismo, en confianza.
Poco a poco puedes comenzar a mover tu cuerpo y cuando lo sientas abre tus ojos.